miércoles, 3 de octubre de 2012

Del monje, el alacrán y los amigos...

Un amigo mio me contaba que se sentía un poco decepcionado al llegar a la conclusión de que muy pocos de los que le rodeaban eran amigos realmente. Agregaba que el se consideraba un buen amigo. Al escuchar eso pensé justamente en esa verdad que me tocó enfrentar a mi una que otra vez en la vida. La amistad, eso que muchos llaman tesoro, es en realidad más difícil que encontrar el tesoro perdido del pirata Morgan... es quizás una de las cosas más raras de nuestro tiempo. En un momento en el que todo es como Fast Food los amigos se convierten también en una cosa más, reciclable, desechable y consumible... en la analogía del LIKE facebookiano la gente no pasa de sentir una emoción babosa de "mi mejor amigo" de un click de apoyo, de fotos en las mejores poses, en las mejores fiestas, en los momentos más "cool"... sin las verdaderas acciones y razones por las que antaño se consideraba un amigo de verdad. Cada vez es más difícil encontrar un amigo, pues en especial habrá que serlo primero. Bien decía Ghandi primero debo cambiar yo en lugar de cambiar el mundo. Sin embargo, como bien sé que este afligido amigo, es uno que ya es bueno, me preocupé al pensar que él podía caer en la fatal decisión de cambiar(se) como tal y simplemente ser uno más del montón. Por eso, pienso en las veces en las que yo mismo me he decepcionado como amigo de "mis amigos". Y reflexiono que lo mejor que hice fue pensar en que yo debía seguir siendo un buen amigo, pero de quienes valoraban mi amistad y de quienes estaban dispuestos a corresponderla. Esta reflexión, pequeña, es quizás trascendental en la intención de querer una vida feliz. Los amigos, no solo producen alegrías sino que disminuyen tristezas y valga decirlo, los amigos, los verdaderos, son siempre motivo de alegría. Vale reflexionar sobre aquellos "amigos" que aportan poco, nos impiden crecer y nos roban energía y debemos enfocar nuestra energía en fortalecer lazos con aquellos que aunque muchas veces son el menor número, son verdaderos. Sobre el cambiar la actitud de uno como amigo, me recuerda de una pequeña historia sobre un monje. Creo que uno debe conservar lo bueno que tiene, si se es noble o buen amigo, simplemente hay que reflexionar quién es merecedor de nuestra amistad. Aquí la historia oriental... Un monje que iba caminando en medio del bosque vio cuando un alacrán cayó en medio del agua y que a este le era imposible cruzar el riachuelo. En eso el monje decidió ayudarle y de pronto el alacrán le pica. El monje soltó el alacrán sin embargo decide ayudarle de nuevo y el alacrán le pica una vez más. Otro monje que vio esto le preguntó al monje que por qué iba a ayudarle de nuevo si el alacrán le había picado. Este le respondió: la naturaleza del alacrán es atacar. Mi naturaleza es ayudar y ser mejor cada día. Claramente, a pesar de la naturaleza del monje, él y el alacrán no podían ser amigos. Después de eso, el monje continuó su camino

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